martes, 19 de julio de 2011

Padres

Con el paso de los años mi perspectiva fue cambiando, no de forma drástica pues como todo esto es una cosa que lleva tiempo. Comencé a poder pensar por mi misma a tener mi propia personalidad que ya nada tiene ve que con la de aquella pequeña niña inocente que era hacía unos años. Con los años llegué a la adolescencia y mis padres dejaron de ser mis héroes y mi fuente de cariño pues mi mundo no es ya tan reducido como lo era antes y mis problemas son mucho más complicados que los de antaño.

No, ellos dejaron de ser mis héroes hace mucho. Ellos son ahora muchos de mis problemas. Mi madre, el mayor de los problemas es controladora, maniática, quejica y de enfados rápidos mientras que yo en cambio, soy tranquila, orgullosa, tozuda y de enfados poco frecuentes aunque de largo plazo.

¡No puede vivir sin controlar al militro cada cosa que sucede a su alrededor! Si algo ocurre fuera de sus planes puede ser su mayor desastre. Todo debe tenerlo bajo control, calculado al milímitro sin margen de error. Y, ¿Qué ocurre si yo no cuadro dentro de sus cálculos y espectativas? Uno termina llegando hasta cierto punto y todos siempre hemos querido impresionar a nuestros padres, cumplir sus expectativas solo que yo no soy así, ya no. Hace demasiado tiempo que dejé de querer cumplirlas, es más me niego ha cumplirlas. Ahora, simplemente voy por libre, sin importarme lo que piensen o digan. Simplemente rigiéndome por mi misma, por mi concepto de lo que está bien y lo que está mal.

Pasa sus días quejándose sin descanso. Diciendo por toda la santa casa todo lo mierdas que piensa que eres, sin ninguna clase de tapujo como si tu quisieras saberlo. Entonces es cuando ella se acerca a mi y con cara seria me dice: "No me cuentas tus problemas, no me cuentas lo que piensas". Pero, ¿de verdad quieres saber todo lo que pienso? No, no te gustaría nada en absoluto saber todo lo que pienso. Es mucho mejor para tu salud mental que no sepas todo lo que pienso de ti a no ser que quieras hacerte daño tu sola.

¿Acaso no puede comprender que yo si me enfado me enfado de verdad, que mis enfados no son como los de ella? Casa santo día discutimos aunque es más su monólogo que nada pues yo me pongo los cascos (música rock a todo volumen) y en cuestión de segundos dejo de escuchar su voz para fundirme con los fuertes y atronadores sonidos de baterias. Es algo muy difícil de hacer porque al fin y al cobo esto ocurre cada día y para alguien que detesta discutir como yo hace que se rebasen tus límites. Uno tiene paciendo pero como todo, se agota. Entonces es cuando exploto en un gran y silencioso enfado. ¿Suena extraño verdad? Pues sí, unos reaccionan gritando y dando golpes y otros de forma silenciosa, fría y calculadora. Puede que hiciese mucho más daño que le dijera cada una de las cosas que pienso pero, ¿de verdad merecería la pena hacer un daño así? No, no merecería la pena decirle algo de magnitudes tan catastróficas a una persona tan sensible como es ella...

No existe una guía para ser buen padre y quizás solo intenten hacer lo mejor para aunque de la forma completamente equivocada pues no consiguen hacerse a la idea ni por asomo de que solo necesito libertad e independencia, que ya no los necesito como podía hacerlos necesitado antes, que ya todo a cambiado y no soy la misma niña que se lo pasaba bien con ellos que ahora tengo otras cosas que me divierten. Que mis problemas no pueden resolverlos ni quiero que los resuelvan pues solo yo quiero y puedo hacerlo. Porque aunque pueda costarles creer esto, soy una persona independiente, con sus propios pensamientos y problemas y con un mundo ante ella mucho más grande de lo que era antes. Claramente no soy independiente del todo pues aún tienen que mantenerme y no puedo largarme, soy menor de edad pero ya no quiero que

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